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Entre los más entusiastas coleccionistas de gazapos (ya saben, esos despistes que solo los más perspicaces detectan en las películas) destaca, con honores, la segunda parte de la pirotécnica saga Misión Imposible (2000, John Woo). A su desproporcionado número de pifias, errores de guión e incluso geográficos (el espectador español jamás podrá olvidar esas irrepetibles fallas en Sevilla); hace honor esta trepidante escena, contenedora de dos gazapos considerables.
Los lectores más perspicaces (basta con que se hayan fijado en el título de este artículo) ya intuirán por dónde van nuestros tiros. Pero, por si acaso la imagen es demasiado rápida; os ayudamos dándoos la imagen del minuto 0:27.
Sí. Los coches españoles de la película tenían cinco dígitos en la matrícula, un número más del correcto para una placa que realmente fuese del país.
Pero esta no era la única pifia. Observad cómo, en el minuto 1:29, la matrícula sale al revés, un patinazo claramente debido a que la escena se ha rodado en orden inverso y luego se ha montado por el final:
Estas simpáticas chapuzas nos han llevado a pensar: ¿de qué otras maneras ha tratado el séptimo arte a las matrículas de los coches? Los resultados están ahí (aunque no son fáciles de ver) y hoy en El Juego de Hollywood os traemos las tres mejores curiosidades:
3. Una misma matrícula puede aparecer en películas (muy) distintas
En efecto, como el más espabilado podría deducir, hay muchas menos matrículas que coches en todos los largometrajes de Hollywood… por lo que resulta inevitable que, antes o después, una placa automovilística sea reutilizada (¡por no hablar de lo que ahorra en gastos!).
La más famosa de todas las matrículas, 2GAT123 (que cuenta hasta con su propia página en Wikipedia) se ha asomado por una amplia variedad de películas. Y bien versátiles.
Así, la podemos ver en la policíaca Superdetective en Hollywood II (1987, Tony Scott)
… en el discreto drama Cadena de favores (2000, Mimi Leder)…
… en la multipremiada Traffic (2000, Steven Soderbergh)…
… en la independiente Amor loco, amor prohibido (2001, John Stockwell) (que en esta escena podemos ver en torno al minuto 3:20)…
… en la inclasificable Mulholland Drive (2001, David Lynch)…
… e incluso en series de televisión de culto, como el fenómeno de HBO Curb your enthusiasm, entre muchísimas otras.
Pese a todo, 2GAT123 no es la única matrícula que decide escaparse de su película y pasearse por otras (aunque a estas alturas, a saber cuál era su film original). Algunas veces, este fenómeno se repite en modo de homenaje; como el que le brindó Quentin Tarantino, allá por 2007, en Death Proof…
… al Ford Mustang que el mítico Steve McQueen hacía rodar (y botar) en la no menos mítica Bullitt (1968, Peter Yates).
Por otra parte, nos cuesta entender un poco más el homenaje que se dedica desde el vehículo de Olivier Martínez en la película S. W. A. T.: Los hombres de Harrelson (2003, Clark Johnson)…
… a la comedia Scary Movie 2 (2001, Keenen Ivory Wayans), en la que Anna Faris tiene un coche con… sí, esa misma matrícula.
No queremos terminar este apartado sin nuestro particular guiño a otra matrícula que siempre ha vivido a la sombra de 2GAT123: RFK575. Por solo citar tres ejemplos, tenemos este código en otra saga de adolescentes y sustos (más seria que la arriba mencionada)… Destino final (2000, James Wong).
Aunque también la tenemos en la desatada Zoolander (2001, Ben Stiller)…
… y en Memoria Letal (1996, Renny Harlin), en la que Samuel L. Jackson utiliza como señuelo un coche con… ¿qué matrícula?
2. Una sola matrícula puede aparecer en coches muy distintos (dentro de la misma película)
Este es un caso extraño, del que tenemos tan solo dos ejemplos (¡aceptamos aportaciones!) Resulta asombroso cómo una película puede llegar al extremo de reciclar sus propias matrículas, confiando en que el espectador no lo vislumbre o no llegue a percibir el detalle barato. Y con frecuencia se le escapa.
Desde El Juego de Hollywood, somos pioneros en todo Internet (no hemos encontrado a nadie que lo haya apuntado antes) a la hora de señalar este caso en otra película de Samuel L. Jackson: Sin motivo aparente (2002, Bob Rafelson). En el largometraje tenemos esta matrícula, que se puede ver en un coche de relleno durante un momento puntual de la trama…
… y reaparece al final, en otro contexto, en otra carretera… y sí, en otro coche.
Buceando por la Red para encontrar casos análogos, solamente hemos podido dar con uno: en la oscarizada No es país para viejos (2007, Ethan Coen y Joel Coen), que YouTube tiene el gusto de ofrecernos completa, podemos ver en un primer momento, muy escondida, en el minuto 1:01:17…
… la misma matrícula del coche que Javier Bardem conduce al final de la cinta (en torno al minuto 1:47:15).
1. Un mismo coche puede llevar matrículas muy distintas
Ah, el raccord. Esa continuidad de escenas que tan de cabeza pueden traer a los directores (y al script), que a la vez constituye la delicia para ávidos buscadores de gazapos y blogs de curiosidades (¡como nosotros!). Sí, estos saltos de la lógica han conocido sus víctimas también en las matrículas de los vehículos.
Tomemos como ejemplo la película más automovilística que probablemente exista hasta la fecha: The Italian Job (2003, F. Gary Gray). Y en concreto, esta escena:
Seguro que a estas alturas los que hayan llegado hasta aquí tienen bien entrenados los ojos para haber localizado el gazapo… pero por si acaso están demasiado cansados; os orientamos un poquillo: la matrícula del coche de Marky Mark Wahlberg cambia un instante en el minuto 0:57 del vídeo…
… para volver, más tarde, a la matrícula que ostenta durante el resto de la película (más claramente visible en el 1:22)
Alguno puede que piense a estas alturas que los gazapos solamente suceden ahora, ¿verdad? Este artículo solamente se sustenta gracias al nuevo e idiotizante cine de Hollywood del nuevo milenio. Esto, en los clásicos no pasaba.
Bien. Aquí os dejamos Lolita (1962, Stanley Kubrick), en la que el coche del profesor Humbert Humbert cambia su matrícula no una vez…
… sino hasta la friolera de tres veces.
Para terminar, os queremos dejar con un último gazapo… ¡pero cuidado! Es un spoiler grande de la película Crueles intenciones (1999, Roger Kumble). Si queréis quedar intactos, podéis dejar de leer aquí (no nos enfadaremos). Si la habéis visto (o no os importa), seguid con nosotros solo un poco más.
Porque sí, volvemos a tener la escena en YouTube para comprobar que el taxi que atropella al protagonista tiene la matrícula 3T18 en el minuto 1:12…
… para aparecer, tan solo dos segundos después, con un bonito 9X24.